lunes, 6 de julio de 2015



Romance de la Cenicienta
Autores:  5° año B

Érase una muchachita
a la que todos llamaban
Cenicienta  ¡pobrecita!
a dormir la obligaban
su maléfica madrastra
tan sola en la cocinita
junto a las sucias cenizas
la Cenicienta fregaba
la Cenicienta barría
lavaba también  planchaba
Dos hermanastras tenía
muy tarde se levantaban
perezosas y horrorosas
de mal humor rezongaban.
Cierto día corrió un rumor
el rey de aquella nación
un baile haría en honor
a las hermosas muchachas
para alguna esposa encontrar
y al príncipe poder casar.
A casa de cenicienta
al fin la noticia llegar
-me pondré un vestido negro

  y los zapatos de charol
-Yo quiero el vestido verde   
 y los zapatos mirasol
-¿Yo qué vestido llevaré?
-En casa tú te quedarás
la fea madrastra gritó
 -y la cocina limpiarás.
 Llegó la noche del baile
y Cenicienta apenada
en un carruaje dorado
vio partir a sus hermanas
al baile del principado.
Cuando  sola se quedaba
el hada madrina llegaba

por la puerta aterrizaba
 -Yo soy tu hadita madrina
y en tu ayuda he venido
te voy a llevar al baile
con un hermoso vestido
-¡qué se vayan tus harapos!
tendrás los zapatos queridos
Una calabaza voy a usar
para tu carruaje crear
ratones utilizaré
para el carruaje manejar
-¡Cenicienta te lo advierto
a las doce has de regresar
o la magia se esfumará!
Estaba el príncipe triste
y al verla queda impactado
y al percibir su despiste
al gran baile la invita
-¡Qué alegría le diste,
a mi desesperanzado y,
marchito corazón triste!
Bailan y es la media noche
el reloj ya lo anunciaba
la magia se esfumaría
las escaleras bajaba 
Cenicienta muy apurada
pero un zapato dejaba.
Ya el príncipe cabalgaba
en busca de su doncella
y el zapato probaba
a todas las muchachitas
hasta que por fin  llegaba
a la casa indicada.
La madrastra que gritaba
al ver a la Cenicienta
que el zapatito calzaba
moría el príncipe de amor
al encontrar a quien buscaba.
Al otro día era fiesta
puesto que el Rey los casaba.

lunes, 22 de junio de 2015

¿Quié escribió el cuento del conde Olinos?

El conde Olinos


Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan,
pa’ dar agua a su caballo
a las orillas del mar.

Mientras el caballo bebe
él canta un dulce cantar.
Todas las aves del cielo
se paraban a escuchar.

Caminante que camina
olvida su caminar;
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.

La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está.
Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce soñar.

No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
que es la voz del conde Olinos
que por mí quiere finar.

Si por tus amores pena,
¡oh, malaya su cantar!
Ni porque nunca lo goces
yo lo mandaré matar.

Si lo manda matar, madre,
juntos nos has de enterrar.
Él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar.

A ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de condes
unos pasos más atrás.

De ella nace un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro
los dos se van a juntar.

Las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.

La reina, llena de envidia,
ambos las mandó matar.
El galán que los cortaba
no cesaba de llorar.

De ella naciera una garza,
de él un fuerte gavilán,
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.

 Transformamos el romance en un cuento, con un final feliz.  Introducimos estilo directo.


EL CONDE OLINOS
Hace muchos años atrás, en un pueblo, vivía el conde Olinos, un hombre muy trabajador y servicial.
Un día cuando le estaba dando de beber a su caballo, se puso a cantar una dulce canción.  Desde una torre muy alta la reina y su hija lo oyeron cantar.  La reina creyendo que era la voz de una sirena dijo:
-¡Hija qué lindo canta esa sirena!
Su hija un poco confundida le respondió:
-Madre, no es el canto de una sirena, es el conde Olinos que por mis amores pena.
La reina furiosa exclamó:
-Si por tus amores pena, le mandaré matar- y luego de gritar, le ordenó a un guardia que matara al conde Olinos.  Lo que la reina no sabía era que el guardia era amigo del conde, porque le había salvado la vida en una de sus peleas.  Rápidamente fue a la casa de él y le contó todo.  El conde Olinos dijo:
-Tengo una idea, yo tengo un amigo hechicero, tal vez nos pueda dar alguna poción para hacer cambiar de opinión a la reina.
En efecto, al ir a la casa del hechicero, y contarle el malvado plan de la reina, les dio una poción pero les advirtió:
-Mis pociones son muy duraderas, pero para que funcionen tienen que dársela antes de una hora, de lo contrario no funcionará.
El conde Olinos y el guardia fueron al castillo disfrazados de hechiceros para darle la poción a la reina.  La reina bebió la poción creyendo que era una bebida para la juventud; pero para su sorpresa se convirtió en un sapo, condenada a saltar toda la eternidad.
Pasado un tiempo el conde y la princesa se casaron y vivieron felices para siempre.

Cuento creado por Giovanna Salvi

Romances en el aula



PROYECTO:   “ROMANCES EN EL AULA”

Los romances son, sin ningún género de dudas, textos poéticos de mayor extensión pero de estructura poética y rítmica sencilla. Su utilidad reside en la combinación que en ellos se da de dos contenidos claves que el alumno debe dominar al finalizar su escolarización: el discurso y el ritmo poético.  
Los poemas narrativos son, en general, los que más deben trabajarse en esta etapa pues en sus versos aparecen distintos personajes y, en muchos de ellos, se recurre a la forma dialogada, permitiendo el abordaje, a través de los poemas, del estilo directo en la narración.  Lo que a su vez posibilita la dramatización de los distintos diálogos, dando lugar a la creación de pequeñas obras de teatro. 
Este encuadre de contenidos dentro del Área de la Lengua que tocan contenidos del Área Artística, permiten una sincronización que favorece, no solo el establecimiento pertinente de relaciones entre contenidos de dos áreas programáticas, sino que potencia la presentación de los mismos con una modalidad motivadora, altamente movilizadora de los intereses del alumnado, en tanto es conocido el gusto innato en la mayoría de los niños por el teatro, y el mundo interior de cada ser humano susceptible de ser exteriorizado, casi en forma inconsciente diría yo, a través de palabras, frases, etc.,  disfrazadas en versos alegóricos, cuando el niño logra dominar el exquisito arte de los recursos literarios.